Siempre me conmueven estos retazos materiales de la memoria de personas desconocidas, muy lejanas en el tiempo, de las que por motivos ajenos a lo cotidiano alcanzamos detalles de mayor o menor importancia, huellas de sus vidas que no las reflejan por completo pero sí con el intenso fulgor de la verdad, alguna verdad, por fragmentaria que sea. Hoy, visitando el Museo Arqueológico Nacional, me he parado ante la estela funeraria de Cuártulo, un niño fallecido a los cuatro años en el distrito minero del Jaén romano, allá por el siglo I. Cuártulo (el diminutivo que emplearían los mineros adultos para dirigirse -ya con cariño, ya con menosprecio- al pequeño Cuarto) está representado en el seno de una hornacina, sujetando en las manos los atributos de la minería: un martillo o pico y una cesta para transportar el material. Próximos a la piedra se exponen ejemplares de esos cestos y de herramientas de la misma época. Existe polémica entre arqueólogos y epigrafistas sobre si Cuártulo tendrí
De viaje a Asturias paramos en Alaejos. Nos esperan una amiga de juventud de Malene y su familia. Al aproximarnos por la carretera de Castrejón de Trabancos, la silueta de las dos iglesias que dominan el horizonte desde el pueblo resulta asombrosa: el tamaño de sus campanarios parece absolutamente desproporcionado para la escasa población a la que sirven. De hecho, luego nos enteramos de que Santa María, un sobrio pero imponente edificio renacentista del siglo XVI que fue declarado monumento nacional en 1931, permanece hoy cerrada, porque la actual feligresía no da para mantener abiertos al culto los dos templos de la doble parroquia, y solo se abre al culto en ocasiones especiales. San Pedro, también renacentista y también de un tamaño muy notable, acoge hoy los ritos ordinarios. No es lo único que hay que ver en esta vieja villa antiguamente cercada: un museo de arte sacro que no llegamos a visitar, en la misma torre de Santa María; algunos restos arqueológicos del castillo, hoy mu